¿Cambiar contraseñas con frecuencia mejora la seguridad? Un mito que debes dejar atrás

Durante años, la recomendación general en ciberseguridad ha sido cambiar periódicamente las contraseñas para dificultar el acceso a los ciberdelincuentes. Muchas empresas, servicios online e incluso organismos gubernamentales han obligado a sus usuarios a renovar sus credenciales cada pocos meses. Sin embargo, estudios recientes demuestran que esta práctica es innecesaria y, en algunos casos, puede ser hasta contraproducente.

¿Por qué cambiar contraseñas con frecuencia no es la mejor estrategia?

El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) de EE.UU. estableció en sus Directrices de Identidad Digital de 2017 que cambiar contraseñas de forma arbitraria no mejora la seguridad. Su conclusión fue clara: no se debe exigir a los usuarios que modifiquen sus credenciales con regularidad, salvo que haya sospechas de una brecha de seguridad.

Las razones de esta recomendación se basan en múltiples factores:

  • Fatiga del usuario: Obligados a cambiar constantemente sus contraseñas, muchas personas terminan eligiendo claves predecibles, como añadir un número al final de la anterior (Ej: «Contraseña1», «Contraseña2»).
  • Reutilización de credenciales: Al no poder recordar múltiples contraseñas, es común que los usuarios terminen utilizando las mismas en diferentes servicios, lo que aumenta el riesgo si una cuenta es comprometida.
  • Uso de claves débiles: Si una persona tiene que recordar una nueva contraseña cada pocos meses, es probable que opte por opciones más simples y fáciles de memorizar, sacrificando seguridad.
  • Mayor vulnerabilidad ante ataques de ingeniería social: Los ciberdelincuentes saben que muchas personas reutilizan o crean contraseñas predecibles, lo que facilita los intentos de acceso no autorizado.

El verdadero enfoque: contraseñas fuertes y únicas

La clave para una buena seguridad no está en cambiar contraseñas con frecuencia, sino en crear credenciales realmente seguras. Para ello, los expertos recomiendan lo siguiente:

Longitud mínima de 12-16 caracteres. Las contraseñas más largas son más difíciles de descifrar.
Combinación de letras mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. Evitar palabras comunes o datos personales.
No reutilizar contraseñas en diferentes cuentas. Si una clave es comprometida en un servicio, su uso en otro pone en riesgo más información.
Utilizar gestores de contraseñas. Aplicaciones como 1Password, LastPass o Bitwarden permiten almacenar credenciales de manera segura y generar claves robustas sin necesidad de memorizarlas.

¿Cuándo sí es necesario cambiar una contraseña?

Aunque no sea necesario hacerlo de manera periódica, hay situaciones concretas en las que cambiar la contraseña es imprescindible:

1️⃣ Filtraciones de datos: Si un servicio que utilizas ha sufrido una brecha de seguridad y tus credenciales han sido expuestas en la dark web. Puedes verificarlo con herramientas como Have I Been Pwned.
2️⃣ Accesos sospechosos: Si detectas intentos de inicio de sesión en ubicaciones inusuales o dispositivos desconocidos.
3️⃣ Ataques de phishing: Si has caído en un intento de suplantación de identidad y proporcionaste tus credenciales a un atacante.
4️⃣ Presencia de malware: Si tu dispositivo ha sido infectado con software malicioso que puede haber capturado tus credenciales.
5️⃣ Uso compartido de contraseñas: Si has proporcionado tu contraseña a alguien y ya no quieres que tenga acceso.

En estos casos, además de cambiar la contraseña, es recomendable habilitar la autenticación en dos pasos (2FA) para evitar accesos no autorizados.

Autenticación en dos pasos: una barrera extra de seguridad

Independientemente de la contraseña que utilices, la mejor forma de proteger tu cuenta es activar la autenticación en dos pasos (2FA o MFA, por sus siglas en inglés).

Con esta medida, incluso si un atacante obtiene tu clave, necesitará un segundo factor de verificación, como un código generado en tu teléfono móvil o enviado a tu correo electrónico. Algunos métodos de 2FA incluyen:

  • Aplicaciones como Google Authenticator, 2FAS, Microsoft Authenticator o Authy.
  • Verificación por SMS (menos segura, pero mejor que nada).
  • Llaves de seguridad físicas como YubiKey.

Conclusión: la seguridad no está en el cambio frecuente, sino en la prevención

Cambiar las contraseñas cada pocos meses no es una medida efectiva de seguridad, y la práctica puede generar más problemas que soluciones. En su lugar, los expertos recomiendan:

✔️ Usar contraseñas largas, únicas y aleatorias.
✔️ Almacenarlas en un gestor de contraseñas.
✔️ Activar la autenticación en dos pasos.
✔️ Cambiar la contraseña solo cuando haya indicios de compromiso.

Los ciberdelincuentes han evolucionado y los métodos de ataque han cambiado. La seguridad digital debe adaptarse con estrategias más inteligentes y menos tediosas para los usuarios. ¡Protegerse no tiene por qué ser complicado!

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