Las pequeñas y medianas empresas suelen pensar que los ciberataques van dirigidos exclusivamente a grandes corporaciones con información valiosa. Sin embargo, muchas veces son ellas las que se convierten en blanco fácil para los ciberdelincuentes debido a sus menores niveles de seguridad. Los datos robados pueden utilizarse de diversas formas, desde su venta en el mercado negro hasta la suplantación de identidad o el sabotaje empresarial.
Cómo los ciberdelincuentes explotan los datos robados
El robo de información es una actividad lucrativa dentro del cibercrimen. A través de tácticas como phishing, malware o ataques de ransomware, los ciberdelincuentes obtienen acceso a datos confidenciales que luego pueden utilizar con distintos fines.
Beneficio económico
Uno de los usos más comunes de los datos robados es su venta en el mercado negro. En la dark web existen foros y plataformas donde se comercializan credenciales de acceso, datos bancarios e información personal de empresas y clientes. Además, con estos datos pueden realizarse fraudes financieros, transferencias ilícitas o incluso chantajes a las víctimas, exigiendo un pago a cambio de no divulgar la información robada.
Suplantación de identidad
Las credenciales de acceso son objetivos frecuentes de los ataques informáticos. Con ellas, los ciberdelincuentes pueden acceder a cuentas bancarias, redes sociales y plataformas empresariales, haciéndose pasar por la víctima para cometer fraudes. La reutilización de contraseñas en múltiples servicios facilita aún más estos ataques, ya que, con una sola credencial comprometida, los atacantes pueden obtener acceso a distintos sistemas.
Uso de correos electrónicos para campañas de phishing
Las direcciones de correo robadas pueden ser utilizadas para el envío masivo de mensajes fraudulentos. A través de correos electrónicos de phishing, los ciberdelincuentes engañan a sus víctimas para que revelen información confidencial o descarguen malware en sus dispositivos. Este tipo de tácticas pueden comprometer tanto a empleados como a clientes de una empresa, generando pérdidas económicas y daños a la reputación de la organización.
Espionaje, sabotaje y otros ciberataques
Cuando los ciberdelincuentes logran infiltrarse en una red empresarial, pueden utilizar la información robada para diferentes fines, como el sabotaje de operaciones, el espionaje industrial o la propagación de ransomware. En algunos casos, los sistemas comprometidos son utilizados sin el conocimiento de la empresa para llevar a cabo ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS) o minar criptomonedas.
Además, en situaciones de competencia desleal, los datos robados pueden ser vendidos a terceros interesados en conocer estrategias comerciales, desarrollos tecnológicos o información financiera de una empresa.
El robo de información también puede servir como un primer paso hacia objetivos más grandes. Los ciberdelincuentes pueden utilizar a pequeñas empresas como un punto de entrada para acceder a redes corporativas de mayor tamaño, especialmente si son proveedores o socios de grandes compañías.
Medidas para proteger los datos empresariales
Ante la creciente amenaza de ciberataques, las empresas deben adoptar estrategias de seguridad para proteger su información y evitar filtraciones.
Formación en ciberseguridad
El personal de una empresa es la primera línea de defensa ante ataques informáticos. Es fundamental capacitar a los empleados para que sepan identificar correos de phishing, evitar enlaces sospechosos y proteger sus credenciales de acceso. También es recomendable establecer políticas de seguridad claras que definan responsabilidades y procedimientos ante posibles incidentes.
Uso de contraseñas seguras y autenticación en dos pasos
Las contraseñas deben ser robustas, combinando letras mayúsculas y minúsculas, números y caracteres especiales. Es recomendable el uso de gestores de contraseñas para evitar la reutilización de credenciales. Además, la autenticación en dos pasos añade una capa extra de seguridad, dificultando el acceso a cuentas incluso si la contraseña ha sido comprometida.
Cifrado de información
Los datos sensibles deben cifrarse tanto en almacenamiento como durante su transmisión. Utilizar protocolos seguros como HTTPS y VPNs para la comunicación en la red evita que terceros intercepten la información.
Actualización de software y parches de seguridad
Mantener el software actualizado es una medida esencial para prevenir ataques. Los ciberdelincuentes suelen aprovechar vulnerabilidades en sistemas desactualizados para infiltrarse en redes empresariales. Aplicar parches de seguridad de forma regular minimiza estos riesgos.
Realización de copias de seguridad
Las copias de seguridad periódicas permiten recuperar la información en caso de ciberataque. Es recomendable almacenarlas en ubicaciones seguras, fuera de línea, y realizar pruebas de recuperación para garantizar su efectividad.
Control de accesos y monitorización de actividad
El acceso a la información debe estar restringido a los empleados que realmente lo necesiten. Implementar políticas de control de acceso basadas en roles ayuda a reducir el riesgo de exposición de datos sensibles. Además, la monitorización constante de los sistemas permite detectar actividades sospechosas y responder a posibles incidentes antes de que causen daños.
Desarrollo de un plan de respuesta ante incidentes
Contar con un protocolo de actuación en caso de filtración de datos es clave para minimizar el impacto de un ataque. El plan debe incluir medidas de contención, recuperación de datos y comunicación con clientes, empleados y autoridades.
Invertir en seguridad para evitar pérdidas
El robo de datos es una amenaza constante que puede afectar a cualquier empresa, independientemente de su tamaño. Implementar medidas de seguridad adecuadas no solo protege la información corporativa, sino que también previene pérdidas económicas y daños reputacionales.
Las empresas que adoptan una estrategia proactiva en ciberseguridad están mejor preparadas para afrontar los desafíos del entorno digital y garantizar la continuidad de su negocio en un escenario cada vez más expuesto a los ataques informáticos.