A principios de marzo, la casa de subastas Christie’s vendió una unidad no fungible o token (NFT) del artista estadounidense Mike Winkelmann por un valor de 57 millones de euros. Con esta venta, el artista se convirtió en el tercero que ha vendido una pieza por más valor. Para muchos expertos, esta venta abre una oportunidad para los artistas digitales.
Los NFT, conocidos como ítems digitales únicos, son archivos con propietario que pueden autenticarse gracias a un sistema basado en las criptomonedas. Desde hace ya algunos años los artistas ya han estado explorando este terreno para proteger la autoría. La UOC desarrolló hace dos años una investigación en este campo con el objetivo de impedir la copia ilegítima de obras digitales y sigue haciéndolo actualmente con el estudio de los retos que la tecnología de cadenas de bloques (blockchain) todavía implica en cuanto a los derechos de autor. Las cadenas de bloques permiten ahora que se pueda poner a la venta cualquier ente digital, como por ejemplo archivos JPG, tuits, memes o incluso gifs, convirtiéndolos en token para ponerlos a la venta en el mercado.
El profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC Pau Alsina cree que con los NFT se consigue, desde el punto de vista del arte digital, «poner puertas al campo». Siempre ha sido muy difícil «controlar la propiedad y autenticidad de las cosas fluidas» y ahora un sistema lo permite, señala el experto. Las criptomonedas son el elemento clave que facilita a los artistas digitales sacar partido a la tecnología de cadenas de bloques. «Las criptomonedas actúan como certificado digital, una forma de decir que la obra es tuya; puedes rastrear y venderla porque también podrás acreditar que las copias son tuyas», comenta Alsina. Lo mismo podría pasar con un tuit en Twitter o cualquier otro contenido digital generado en la red. «El sistema facilita la entrada de objetos digitales fluidos copiables en el mercado a través de un sistema de autenticación de la propiedad y con capacidad de seguimiento, esta es la gran diferencia», destaca Alsina. Ahora bien, el profesor de la UOC advierte que el fenómeno también «puede alimentar la economía especulativa» porque el valor de las criptomonedas va fluctuando. El valor también puede ser más alto en función de quién emite el certificado. En el caso de la obra de Beepel ha sido la casa de subastas Christie’s, un golpe de efecto para la popularización de los NFT en el arte digital: «Que alguien como Christie’s use este sistema para vender una obra de arte es un mensaje muy claro y directo a todo el mundo de las artes, y del coleccionismo en general».
NFT del valor monetario al valor de una pieza única
Víctor Garcia Font, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC, recuerda que los NFT son un caso de uso que hace posible la tecnología de cadenas de bloques, que empezó con la criptomoneda bitcoin en 2009. «Con la bitcoin se consiguió un sistema de pago basado en una red peer to peer, similar al Bittorrent para compartir archivos». Una evolución de este sistema permitió más adelante que lo que eran simplemente tokens monetarios no intercambiables se convirtieran en únicos y no intercambiables, es decir, piezas únicas, dando lugar a que «por primera vez se tuviera un activo digital en internet que podía tener un propietario». A partir de aquí los tokens se utilizaron para poder acumular cartas coleccionables, yendo más allá del valor monetario y confiriendo al ítem digital un valor añadido porque podía ser autenticado y se podía fijar quién era el propietario. Esta característica de «disrupción» de los tokens, sin embargo, ya hace tiempo que ha llegado a otros ámbitos. De hecho, Garcia destaca que hay proyectos para hacer que los NFT se utilicen en terrenos como el de los videojuegos, «donde los jugadores pueden acabar acumulando elementos obtenidos en un mundo en línea, convertirlos en token y venderlos a otros usuarios, o bien otros videojuegos pueden implementar la posibilidad de que estos elementos se puedan importar».
Precisamente este aspecto es el que Pau Alsina destaca como muy relevante para los artistas digitales. Con este sistema, apunta el experto, «de alguna forma el artista podría llegar a controlar mejor su propia obra y ahorrarse algunos mediadores, podría reclamar los derechos e intervenir directamente en el proceso de creación de valor basado en la demanda». La subasta de Christie’s da un fuerte impulso a un sistema que ofrece muchas posibilidades en el arte digital. «Hay muchos intereses para que esto salga adelante ―subraya Alsina―; todas estas obras no se exponen en museos, sino en entornos digitales, pero afectará al mundo no digital». Algunos artistas digitales están sacando ya mucho partido a este sistema de venta de arte, como es el caso de Trevor Jones. La creación de NFT está abierta a cualquier artista, existen diferentes plataformas que permiten hacerlo, explica Alsina. «Está muy democratizado: plataformas como Cryptoart o Foundation te permiten generar estos sistemas para poder comercializar cualquier objeto digital», añade. La irrupción de los NFT en el arte digital, sin embargo, no escapa tampoco a la polémica y los dilemas éticos. Muchos artistas están rechazando este sistema de comercialización al considerarlo responsable de la generación de millones de toneladas de dióxido de carbono por culpa de las redes de ordenadores que sostienen las criptomonedas. «En el terreno artístico es un tema especialmente sensible y que ha hecho que muchos se hayan echado atrás a la hora de usarlas», apunta Alsina.
Los NFT en los modelos de negocio de los medios
Los NFT abren un campo de posibilidades y es difícil ver el horizonte, pero las oportunidades van surgiendo. El profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC Miquel Pellicer destaca que, más allá del arte y otros ámbitos como pueden ser los deportes, los NFT también generan opciones para los medios de comunicación. De hecho, ya hay experiencias de primeras ventas de artículos de opinión o columnas a través de este sistema. Para Pellicer, los NFT se pueden convertir en «un ámbito más en el desarrollo de los modelos de negocio de los media». Las posibilidades son múltiples, como ejemplifica el profesor: «Puedo comprar un artículo de opinión de un periodista como NFT, pero como contravalor de uso también se debe considerar la posibilidad de que aparezca el nombre del propietario asociado y que haya intangibles vinculados, como tener derecho a tener charlas con el autor».
El impacto de los NFT en el arte digital todavía necesita tiempo para ver qué dirección tomará y si finalmente se consolidará como una opción válida para los artistas. «El problema de estas obras emergentes es que dependen de la demanda y hay que ver cómo prospera», advierte Pau Alsina. «Se están generando titulares muy claros que van en la dirección de darles cabida; los NFT han generado un gran interés y hay que ver qué puede suponer en el ámbito del mercado y hasta qué punto perdura en el tiempo el valor de sus objetos y procesos digitales», concluye el experto.
Anna Torres
Comunicación de la Investigación y Medios