La escalada arancelaria entre Estados Unidos y la Unión Europea ha entrado en una nueva fase. Bruselas se prepara para imponer aranceles del 10 % y el 25 % a productos estadounidenses, y aunque los servicios digitales aún no están en la lista, su inclusión es una amenaza latente que pone en guardia a las grandes tecnológicas.
El pulso comercial entre Washington y Bruselas no da tregua. A los recientes aranceles impuestos por la administración Trump —que afectan a sectores clave como el acero, el aluminio y productos tecnológicos fabricados en Asia—, la Unión Europea ha respondido con una batería de contramedidas que podrían incluir tasas del 10 % y 25 % a productos estadounidenses, según ha avanzado Bloomberg y confirmado la Agencia EFE.
Aunque la lista aún es provisional, y está previsto que se apruebe esta misma semana, ya se han filtrado varios detalles que muestran el alcance de la propuesta.
Una respuesta escalonada… por ahora
Según el borrador filtrado por Bloomberg, la Comisión Europea contempla aplicar un 25 % de arancel a la mayoría de productos afectados, y un 10 % a una categoría más reducida. Entre los bienes señalados figuran:
- Electrodomésticos
- Motocicletas y embarcaciones de recreo
- Embutidos, productos agrícolas y aves de corral
- Diamantes, tabaco e incluso hilo dental
Sin embargo, los servicios digitales —como el software en la nube o las plataformas tecnológicas— todavía no aparecen formalmente en la lista. Esto ha sido interpretado por algunos expertos como una táctica para tantear el terreno y evitar, de momento, represalias más severas como las anunciadas por Trump, quien amenazó con un arancel del 200 % si se aplicaba uno del 50 % al whisky Bourbon.
¿Y si se extiende a los servicios digitales?
A pesar de su exclusión inicial, la puerta no está cerrada. La portavoz del gobierno francés Sophie Primas ha declarado recientemente que “la segunda fase de respuesta podría incluir servicios digitales, incluyendo aquellos ofrecidos por empresas como Google, Amazon, Microsoft, Meta o Apple”. En otras palabras, si la escalada continúa, la tecnología podría dejar de estar blindada.
Esto preocupa especialmente a las empresas europeas, que dependen en gran medida de servicios como AWS, Microsoft Azure o Google Cloud. Cualquier sobrecoste acabaría afectando directamente a pymes, startups y consumidores, elevando los precios y las barreras de acceso a servicios fundamentales.
Apple y los efectos colaterales: fabricar un iPhone podría costar un 55 % más
El caso de Apple es paradigmático. Con gran parte de su producción externalizada a Asia —particularmente China y Vietnam—, ya está viendo los efectos del endurecimiento arancelario de EE. UU. Según Bloomberg, fabricar un iPhone 16 Pro de 256 GB cuesta actualmente 550 dólares, pero con los nuevos aranceles, el coste podría escalar a 850 dólares.
En paralelo, la compañía ha perdido más de 600.000 millones de dólares en capitalización bursátil desde enero, mientras que otras como Microsoft han registrado caídas de hasta 165.000 millones en solo una semana.
¿Quién pagará la factura?
Aunque los aranceles los imponen los gobiernos, su coste rara vez lo absorben las empresas. Tal como explican desde Tax Foundation, en la práctica ese sobrecoste se traslada al consumidor final, lo que puede traducirse en precios más altos para productos de origen estadounidense a partir del mes de mayo, cuando se prevé que entren en vigor las nuevas tasas.
Y el contexto no es favorable: la inflación aún persiste en muchas economías europeas, y un aumento de precios por vía arancelaria solo agravaría la situación para los hogares y las empresas.
¿Hacia una guerra digital?
Aunque los aranceles propuestos siguen siendo, por ahora, una propuesta, la publicación anticipada del borrador parece buscar una reacción —o una negociación— por parte de Washington. Si esta no llega, y la Unión Europea extiende finalmente las medidas a los servicios digitales, el conflicto podría escalar a un nuevo terreno: el del comercio digital transatlántico, donde Europa y EE. UU. han sido socios estratégicos durante décadas.
En palabras del fundador de Microsoft, Bill Gates, “hasta ahora solo se aplican a productos, pero… ¿pueden llegar a afectar a los servicios? Quién sabe”.
Una afirmación que resume a la perfección la incertidumbre actual: si los servicios entran en el tablero, el impacto global podría ser mucho más profundo que el de los aranceles tradicionales.
Fuente: Noticias cloud