¿Mucho TikTok y poca empatía? Reino Unido lanza un plan para enseñar habilidades sociales a la Generación Z

Dominan las redes sociales, navegan con soltura por plataformas digitales y son capaces de aprender nuevas tecnologías con una rapidez pasmosa. Pero frente a una pantalla, la fluidez no siempre se traduce en habilidades humanas. La Generación Z, compuesta por jóvenes nacidos entre 1996 y 2015, ha crecido en un entorno digitalizado que, si bien les ha convertido en expertos tecnológicos, también les ha restado competencias fundamentales como la empatía, la gestión del tiempo o la comunicación presencial.

Para abordar esta brecha, la organización sin ánimo de lucro Higher Health, en colaboración con la Universidad de Manchester y otros centros educativos del Reino Unido, ha lanzado el programa Skills 4 Living, con el objetivo de formar a 10.000 jóvenes en habilidades sociales básicas, también conocidas como soft skills.

El reto de enseñar lo que antes se aprendía por la vida

El programa nace de una preocupación creciente entre educadores y empleadores: la falta de habilidades interpersonales en jóvenes que han crecido en un mundo dominado por el Internet, el chat y los algoritmos. Aunque técnicamente preparados, muchos miembros de la Generación Z evitan hablar por teléfono, se bloquean en entrevistas laborales presenciales y carecen de herramientas para resolver conflictos o gestionar emociones.

“Los jóvenes de hoy necesitan más que conocimientos técnicos. Necesitan herramientas emocionales y sociales para desenvolverse en un mundo complejo y cambiante”, explica la psiquiatra infantil Sandeep Ranote.

Según la doctora Ranote, uno de cada cinco jóvenes británicos padece hoy un trastorno mental diagnosticable, frente al uno de cada diez registrado en 2005. Parte de este aumento, considera, se debe al aislamiento emocional derivado del exceso de vida digital y a la falta de preparación para los desafíos reales de la vida adulta.

Una formación completa para la vida real

Skills 4 Living combinará formación online con prácticas presenciales. El contenido del programa abarca un amplio abanico de competencias:

  • Empatía y gestión emocional
  • Modales telefónicos y comunicación cara a cara
  • Gestión del tiempo y organización
  • Detección de noticias falsas
  • Seguridad en Internet
  • Prevención de estafas y fraudes
  • Convivencia y respeto: racismo, sexismo, homofobia
  • Concienciación sobre el juego y las apuestas

Las sesiones incluirán talleres, seminarios, simulaciones de entrevistas y ejercicios de colaboración. El aprendizaje será evaluado no solo a través de pruebas teóricas, sino mediante interacciones reales entre los participantes, buscando que estas habilidades pasen de la teoría a la práctica.

Más allá del Reino Unido: una brecha generacional global

El caso británico no es aislado. En Estados Unidos, más de 4,3 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años no estudian, no trabajan ni están en formación —los conocidos como NEETs (Not in Education, Employment or Training). En el Reino Unido, en 2024, 100.000 jóvenes más se sumaron a esta categoría.

Algunos analistas atribuyen esta situación a una crisis en la educación superior, con carreras sin salidas profesionales concretas, mientras otros lo asocian a una falta de habilidades sociales y laborales básicas.

En una encuesta reciente, más del 25 % de los directivos británicos afirmaron no querer contratar recién graduados por su falta de competencias clave como la comunicación, la adaptabilidad, la gestión del conflicto o la toma de decisiones.

¿Una generación menos preparada?

La Generación Z ha sido testigo de una transformación cultural, educativa y tecnológica sin precedentes. Ha vivido pandemias, recesiones, polarización en redes y cambios estructurales en el mercado laboral. Sin embargo, su mayor fortaleza —la hiperconectividad— también ha sido su debilidad, al limitar la interacción humana cotidiana que antes se aprendía de forma orgánica.

Programas como Skills 4 Living suponen un intento institucional de reconstruir esas competencias desde la base, reconociendo que en el mundo real no basta con saber usar Excel o programar en Python: hay que saber colaborar, comunicar, empatizar y adaptarse.

Conclusión

La tecnología avanza a un ritmo imparable, pero la evolución humana necesita otros tiempos. La Generación Z no tiene un problema con lo digital; el reto está en lo humano. Y mientras las escuelas, universidades y empresas empiezan a adaptar sus métodos, iniciativas como Skills 4 Living marcan un paso clave: devolver el valor a lo esencial para construir una generación no solo preparada técnicamente, sino emocional y socialmente competente.

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