Durante años, el término comercial ha sido estigmatizado, envuelto en prejuicios y camuflado bajo nombres en inglés o términos más sofisticados. Sin embargo, es momento de reivindicarlo y reconocer el verdadero valor que aporta un buen comercial en cualquier empresa.
Un comercial no es solo una persona que vende, sino un conector estratégico entre la empresa y sus clientes. Su labor va mucho más allá de cerrar transacciones:
✅ Construye relaciones sólidas y duraderas con los clientes.
✅ No se rinde ante un primer «no», sino que persiste con inteligencia y empatía.
✅ Escucha activamente y comprende las necesidades del cliente para ofrecerle soluciones reales.
✅ Colabora con todas las áreas de la empresa, asegurando ofertas coherentes y alineadas con la estrategia corporativa.
✅ Define estrategias de venta y precios, aportando valor tanto al cliente como a la compañía.
✅ Participa en todo el proceso comercial, desde la identificación de oportunidades hasta la entrega final del proyecto.
✅ Resuelve problemas y ofrece soluciones, generando confianza y fidelización.
Por desgracia, la imagen del comercial también ha sido ensombrecida por la falta de ética de algunos, la desidia de otros o la falta de preparación. Pero no todos son iguales.
¿El comercial nace o se hace?
Tras años de experiencia, una conclusión parece clara: un comercial nace, no se hace.
Nacer con el “don” comercial no significa que todo esté hecho. Un buen profesional:
🔹 Se forma y mejora constantemente, adaptándose a nuevas tendencias y tecnologías.
🔹 Aprende de cada experiencia y de cada cliente, perfeccionando su enfoque.
🔹 Desarrolla una mentalidad estratégica, que le permite ser proactivo y aportar soluciones innovadoras.
Sin embargo, si no se tiene esa esencia comercial innata, difícilmente se podrá desarrollar por completo la profesión. Se podrá aprender a vender, pero no a vivir la venta con pasión, empatía y visión estratégica.
Orgullo comercial: sin miedo a decirlo
Sí, yo soy comercial y lo digo con orgullo.
Porque un buen comercial no es solo alguien que vende, sino alguien que construye puentes entre necesidades y soluciones.
Si alguna vez te has sentido identificado con esta profesión, exprésalo sin miedo. Y si has tenido malas experiencias con “comerciales” que no lo eran, dale una oportunidad a los que realmente viven esta profesión con compromiso y pasión.