En un mundo donde el software privativo sigue siendo una preocupación para la libertad informática, surge un nuevo problema: el Servicio Sustitutivo del Software (SaaSS), una práctica que pone aún más en riesgo nuestro control sobre las tareas de computación. Este concepto, acuñado por Richard Stallman y la Free Software Foundation, describe la utilización de servicios externos en lugar de ejecutar programas propios, entregando el control de nuestras actividades computacionales a terceros.
¿Qué es el SaaSS y por qué es un problema?
El Servicio Sustitutivo del Software (SaaSS) se refiere a la práctica de utilizar servicios en línea para realizar tareas computacionales que podrían ejecutarse en un ordenador bajo nuestro control. Estos servicios, como los editores de texto en la nube, servicios de edición de fotos o plataformas de traducción, reciben nuestros datos, los procesan en servidores externos y devuelven un resultado, dejando a los usuarios completamente dependientes de un operador externo.
El problema radica en que, al utilizar un SaaSS, los usuarios pierden el control sobre cómo se realizan esas tareas. Esto no solo significa ceder la privacidad de nuestros datos, sino también confiar en que el operador del servicio no abuse de este poder.
SaaSS frente al software privativo: ¿qué los diferencia?
Aunque ambos presentan problemas similares, los mecanismos del SaaSS y el software privativo son diferentes:
- Software privativo:
El usuario recibe un archivo ejecutable sin acceso al código fuente, lo que dificulta su estudio y modificación. Esto otorga poder al propietario del software. - SaaSS:
El usuario no tiene ni siquiera el archivo ejecutable. Todo el proceso ocurre en servidores externos, haciendo imposible verificar o modificar el software. Además, el operador del servidor puede cambiar el software sin previo aviso, lo que equivale a una «puerta trasera universal».
En ambos casos, el control está en manos de un tercero, lo que lleva a abusos como vigilancia, aumento de precios y dependencia total de un servicio específico.
Ejemplos claros de SaaSS
- Google Docs: Usar esta plataforma para convertir documentos o editar textos es un claro ejemplo de SaaSS, ya que estas tareas podrían realizarse con programas libres instalados en el ordenador.
- Instagram y Flickr: Editar fotos en estas plataformas, en lugar de usar software local como GIMP, es SaaSS, ya que se cede el control del proceso a un servidor externo.
- Servicios de traducción: Traducir textos con servicios como Google Translate es otra forma de SaaSS, pues estos procesos pueden realizarse con software libre local.
¿Cómo evitar el SaaSS?
La mejor manera de evitar el SaaSS es recuperar el control de nuestras tareas computacionales utilizando software libre en ordenadores bajo nuestro control. Algunos pasos recomendados incluyen:
- Utilizar software libre: Herramientas como GIMP para edición de imágenes, LibreOffice para documentos y Emacs para texto permiten mantener el control de nuestras tareas sin depender de servidores externos.
- Evitar servicios innecesarios: Para tareas individuales, evite utilizar servicios que podrían ser reemplazados por programas locales. Por ejemplo, no edite fotos en la nube cuando puede hacerlo en su ordenador.
- Explorar opciones descentralizadas: En casos donde se requiera colaboración en línea, busque alternativas de redes P2P cifradas o utilice servidores propios administrados por personas de confianza.
- Establecer servidores propios: Para actividades grupales o empresariales, establecer y gestionar servidores propios puede garantizar mayor privacidad y control.
SaaSS y la nube: una estrategia de distracción
El término «nube» suele utilizarse para agrupar prácticas diversas, algunas benignas y otras dañinas como el SaaSS. Esto genera confusión y dificulta que los usuarios identifiquen los riesgos asociados. Por ejemplo, no todo lo que ocurre en la nube es SaaSS, pero la falta de claridad sobre los términos puede llevar a los usuarios a confiar ciegamente en servicios que socavan su libertad.
Reflexión final
El SaaSS no es solo una cuestión de conveniencia, sino un riesgo significativo para nuestra libertad informática. Al entregar nuestras tareas computacionales a servicios externos, sacrificamos el control sobre nuestras actividades, exponemos nuestros datos y nos volvemos dependientes de empresas que pueden modificar sus términos y precios a su antojo.
Es hora de repensar cómo interactuamos con la tecnología. La libertad informática debe ser una prioridad, y esto comienza con la elección consciente de herramientas y servicios que respeten nuestra autonomía. Como usuarios, debemos defender nuestra independencia y exigir un ecosistema tecnológico que priorice nuestras libertades sobre la comodidad temporal.
vía: GNU