La inminente llegada de la temporada navideña trae consigo un aumento en el consumo, con un gasto medio previsto de 683 euros por persona según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios. De esta cantidad, 396 euros se destinarán exclusivamente a la compra de regalos, una cifra que refleja el entusiasmo del público por celebrar estas fiestas. No obstante, un significativo 17% de los encuestados planea abordar la Navidad con un enfoque más moderado en cuanto a gastos.
En respuesta a esta dinámica, muchas marcas están recurriendo a la apertura de tiendas pop-up, establecimientos temporales que operan exclusivamente durante la campaña navideña. Laborde Marcet, una consultora inmobiliaria de renombre, ha observado que este fenómeno ha contribuido a un crecimiento del 1,8% en la ocupación del comercio minorista en comparación con el año anterior. Estas tiendas son colocadas estratégicamente en zonas de alta afluencia de público, permitiendo a los comerciantes maximizar sus ventas en el periodo más lucrativo del año.
Gerard Marcet, socio fundador de Laborde Marcet, destaca que las tiendas pop-up suelen funcionar por un máximo de dos meses, capitalizando la demanda intensa de la temporada. Sin embargo, señala que mientras diciembre experimenta un crecimiento en la apertura de estos locales, la tendencia se revierte en los meses subsiguientes.
Aunque enero y febrero no son ideales para la apertura de nuevos comercios, Marcet identifica este periodo como clave para que los inversores exploren nuevas oportunidades de negocio. La reducción del consumo tras las festividades, conocida como la ‘cuesta de enero’, ofrece condiciones económicas más favorables para encontrar locales comerciales en áreas de alta demanda con términos ventajosos.
Mientras los consumidores se preparan para las celebraciones, las marcas y comerciantes se adaptan a las fluctuaciones del mercado, implementando estrategias como las tiendas pop-up para maximizar el potencial de ventas durante la Navidad.